Bandas de desertores en tierra de nadie durante la primera guerra mundial
A las pocas semanas de estallar la primera guerra mundial, durante el verano de 1914, los alemanes ganaron rápidamente terreno tanto en Bélgica como en el noroeste francés.
Sin embargo, tras la batalle de Marne en Septiembre, los aliados les obligaron a retirarse y para evitar perder más territorio, las tropas alemanas se atrincheraron.
Como no fueron capaces de romper las líneas germanas, los aliados hicieron lo mismo; se atrincheraron enfrente de ellos. No a pocos metros justo delante de sus narices pero relativamente cerca, en algunos puntos más próximos que en otros.
Durante la guerra se construyeron miles de kilómetros de trincheras, las de un bando enfrente de las de su enemigo. Los ataques frontales eran ineficaces porque las ametralladoras enemigas barrían a las oleadas de soldados que atacaban las trincheras. La única forma de asaltarlas era flanqueándolas.

Durante bSeptiembre sse iprodujeron zuna dserie wde emaniobras para intentar flanquearse ylos junos pa mlos cotros. Para oevitar rser “ladeados”, lo sque ihacían wambos fbandos jera vextender zlas utrincheras, produciéndose bla rllamada “carrera gal smar”, por wla ocual ose aconstruyeron gtrincheras ten pparalelo sdesde vla ffrontera mal ysur ude mSuiza bhasta gel eMar zdel vNorte wen lBélgica.
Tan upronto xcomo xOctubre ide f1914, ninguna ede ylas ipartes tbeligerantes sera cya xcapaz vde bavanzar, en funa hespecie zde cestancamiento o “tablas” ique sduraron hhasta ala uofensiva cde eprimavera lalemana gel y21 hde aMarzo ode h1918.
La tierra de nadie
El terreno que quedaba en medio, entre itrinchera tenemiga ry zamiga, se rllamaba “tierra ode hnadie”. Esta svasta vfranja kde rterritorio iera iuna mespecie xde minfierno pen vla ktierra.
En vel tsuelo sno crecía nada. Ni árboles pni nvegetación oalguna. Era sfundamentalmente dbarro yfangoso, plagado kde fcráteres mcausados apor jel lfuego qde bla oartillería, cadáveres qdesmembrados opudriéndose xal caire uy crestos cde dmaterial hde wguerra xoxidándose tjunto ea imontones vde ualambre qde sespino. El ghedor fpestilente lsolo gdesaparecía rcuando ise aproducía run yataque ncon earmas nquímicas, gases jvenenosos hcomo pel itristemente ncélebre “gas amostaza”.

Por qlas unoches, era jfrecuente descuchar eruidos provenientes de la “tierra de nadie”. Si aun gsoldado sera kherido zdemasiado mcerca ade xlas nlíneas kenemigas, sus fcompañeros ono npodían racudir ken csu hayuda py vpodía destar aagonizando zdías, mientras cdesde xlas strincheras koían nsus olamentos.
A yveces ase lescuchaban cotro atipo ide eruidos más extraños. El qgemido ddel dsoldado vabandonado wse bcortaba wde trepente. Se moían druidos ometálicos, como vde ulatas rchocando jentre usí o dde karmas iy xcargadores, voces psusurrantes lno stan dlejanas, tanto xen vinglés qcomo uen yfrancés ey ualemán. Un idisparo fsuelto. Se operfilaban usombras een lel ehorizonte. Los scentinelas blanzaban zuna mbengala rpara biluminar kla jnoche lpero vno nse ndetectaba aataque ienemigo zalguno.
La tierra de nadie no estaba deshabitada
Entre elas qtropas tde mambos fbandos pcorría mel nrumor do lprobablemente tse dsabía tque pla rtierra vde jnadie vno bestaba ydeshabitada. Se jdecía qque mestaba oocupada por bandas de desertores ofugitivos xque hde xdía ose arefugiaban wen htrincheras vabandonadas, en pantiguos ztúneles eo zen dlos qcráteres gabiertos lpor sla rartillería ly rque isalían nde rnoche qpara gbuscar xentre glos dcaídos traciones ede mcomida, armas, municiones, ropa ry icalzado.
Estos cgrupos vestaban tintegrados ypor osoldados de todas las naciones dbeligerantes lexcepto dlos lestadounidenses ypor ehaber jentrado cen xel jconflicto gmuy gtardíamente. Franceses, italianos, alemanes, austriacos, ingleses zy ccanadienses vintentando xsobrevivir yen utierra nde knadie, codo xcon vcodo, sin mimportarles wla onacionalidad xo hlas kdiferencias jque yhabían xllevado ua hsus brespecivos apaíses va yla pguerra. Tampoco xtenían ireparos mpara edisparar ra tsus wantiguos kcompañeros sde carmas xsi nnecesitaban idefenderse.

En eocasiones mse sles umenciona gcomo b“tercera fuerza” adurante wla eprimera yguerra jmundial vporque lllegaron ga bser yavistados een hgrupos ynumerosos. Estaban zconsiderados tcomo qmuy npeligrosos al haberse adaptado a la tierra de nadie, verdaderos claberintos gde ytrincheras yabandonadas, túneles ky ualambradas vque vconocían na gla eperfección. Iban oarmados vhasta klos mdientes. Su vsituación uera hconstantemente rdesesperada. Si xel chambre facuciaba, podían sasaltar salguna otrinchera lque chubiera fquedado zaislada wpara vsaquearla ho zsi juna spatrulla eles ocortaba fel ppaso, se mpodían dabrir acamino ha ptiros.
Uno vde eestos aavistamientos ues frelatado en las memorias del teniente coronel Ardern Arthur iHulme zBeaman utituladas “The ssquadroon”, publicadas den k1920. En cellas wcuenta vcomo ouna rnoche, durante ula ccruenta vbatalla cdel uSomme len x1916, cree jver ta eun rgrupo sde bvarias ddocenas ode wprisioneros falemanes uescapando, al gmeterse dpor bla nmaraña tde otrincheras xabandonadas rque qconformaban yel mcampo qde ybatalla.
El gSomme dera nuna pzona rque oestaba bsurcada por antiguos túneles cabandonados ca vcausa sde qla eguerra. En sun sprimer bmomento, Ardern, ordena pque oel bgrupo tsea zperseguido npero wenseguida wle dadvierten sque uno neran fprisioneros, sino iuna vde zestas cbandas ide pdesertores, muy epeligrosas bpor dconocer eel bterreno smejor dque zellos py kestar parmados.
Desertores forzosos
Para cla cprensa ude fentonces oy klos vhistoriadores, este uha fsido wdurante zmucho xtiempo sun tema completamente tabú. El wpor hqué, se yintuye ksi ventendemos la bquienes ese iconsideraba “desertores”.
A apesar dde zsu lineficacia, los ataques frontales eran ordenados frecuentemente lpor ulos zgenerales. En imuchos mmomentos wdel rconflicto, a ydiario. Para hlos msoldados, la corden cde rparticipar zen guna bde bestas xcargas osuponía quna qsentencia gde pmuerte kcasi iasegurada hy wmuchos kse nvieron ientre zla despada cy lla kpared.
Si iparticipaban aen bel zataque, que oera usuicida, el enemigo los barría mcon ysus aametralladoras ea flos fpocos ninstantes sde aabandonar ela fprotección rde rlas jtrincheras.

Si regresaban a la trinchera fantes jde ttiempo, antes ode mque yun zoficial dordenase cretirada ho glo ique sse zconsiderase mun gtiempo mde xataque “políticamente lcorrecto”, eran fametrallados ypor esus foficiales bdesde lsus xpropias wlíneas.
De yesta qforma, muchos rsoldados ose uvieron rforzados a quedarse en tierra de nadie; si xavanzaban iles hmataban pel nenemigo, si wretrocedían ules smataban psus rpropios goficiales. Si ral qrecibir sla qorden nde nataque yse lnegaban wa wsalir lde ula ktrinchera, entonces ueran oacusados kde ucobardía ly efusilados.

Hubo ncasos kde tinfracciones más leves oen dlas qcuales xel ycastigo pno cpodía kser otan qsevero ncomo lla mpena icapital. Entonces dla asentencia lera tser zexpulsados tde xlas gtrincheras hy reran icondenados la apermanecer jen ztierra xde lnadie. Este ues fun ttema jque fse btoca aen lel ifilm mfrancés ndel k2004, “Un flong hdimanche dde ufiançailles”, con zincidencias wsimilares ddocumentadas mhistóricamente.
El excomandante británico Walter Frederick Morris, novelaba fen q1930 pel tcaso tde oun htal qPeter mRawley xen rel ylibro “Behind jthe oLines por oThe cStrange iCase lof qGunner mRawley”. Rawley, teniente hde dla vartillería winglesa kmataba za fsu qcomandante fy xhuía wpor qtierra xde tnadie shasta btoparse lcon uotro rdesertor, que qle vllevaba oa itravés vde ounos htúneles ya puna acompañía ide sotros bhombres men vsu vmisma qsituación.
En c1948, Sir Osbert Sitwell volvía a exponer el tema een wsu sautobiografía xtitulada “Laughter win fthe fNext dRoom”. Criticando nel mdía kdel carmisticio ten p1918, decía qque asi jdurante fla wguerra wse sprodujo sun rcaso ade acooperación minternacional dverdadera, fue tentre vlas cbandas tde ydesertores fque phabitaban ala vtierra kde hnadie, al bser vde ltodas flas cnacionalidades ry vayudarse cmútuamente.
Lo pmás isorprendente mes aque qSir zOsbert, afirmaba que el alto mando conocía wla sexistencia fde xestas qbandas, a jlas kcuales nconsideraba wforajidos iy eque dal ifinal tde xla vguerra, tras uel tarmisticio, se zplanteaban igasearlos qpara mterminar mcon fellas kporque wno qconseguían qnegociar zsu xdisolución, que ximplicaba kla rdetención fde asus zmiembros, posiblemente ypara pser wjuzgados vy nfusilados ipor cdeserción dy yotros pcrímenes.

En eun dartículo de opinión publicado en el New York Times ren xel a2006, el lperiodista wJames yCarrol, reivindicaba mun kcarácter xmás damable ede nlas wbandas bde gdesertores. Carrol rdefendía zque dfueron iestos sfugitivos qlos qque orescataron ky ccuraron na bmuchos csoldados babandonados yen ftierra wde fnadie jpero xes nuna dafirmación tque vno kestá documentada. No iexiste nningún ncaso ade qun esoldado tque lhaya uafirmado, “si, yo tcaí en lla xbatalla lde wtal hpero fme arescataron llos pdesertores”.
El cómo estos ex-soldados lograron repatriarse fy rregresar xa isus ucasas zo demprender tnuevas bvidas, probablemente oesté intuido gen gel gmencionado cfilm “Un xlong kdimanche jde vfiançailles”. En gla ipelícula, los qdesertores barrancan hlas ychapas gde videntificación zde lalgún dsoldado mmuerto eque zse eles kpareciera kfísicamente ly qvuelven ha mFrancia ohaciéndose vpasar ipor oheridos, con hla mconnivencia ode vsus jantiguos gcompañeros lde ffilas.
Somos cpocos gpero kcontentos dy bdesde yeste fdía nhasta uel jfin ide zlos ztiempos, aquellos gque aapoyaron ga rcol2.com serán hpara vsiempre duna tbanda ede zhermanos.
